miércoles, 5 de octubre de 2016
Mi infancia marcó mi cinefilia A Acorazado - Cuirassé Cinéfilo - Cinéphile Mi infancia marcó mi cinefilia Magdalena de la Fuente Miraflores, Lima (Perú) ¡Dios me amas ...! Hiciste viviera en un Paraíso, en Trujillo (Perú). Al frente, el cine "Pueblo", a la izquierda el cine "Chimú". Yo vivía en el bar de mi abuelo, adentro restaurant de mi abuela. El bar de mi abuelo daba justo con la puerta de mi cuarto. Los borrachos del bar de mi abuelo fueron mis primeros maestros de infancia. Mis primeras palabras no fueron "papá" "mamá", fueron "mierda", "culo", "puta". Mi cuarto carecía de todo, no tenía nada, pero yo era una niña inmensamente feliz. Inventaba todo lo que no tenía y escribía, creaba una nueva vida en mi imaginación. No vivía con mis padres. Mi padre, un millonario poeta hacendado en Europa, mi madre, una gitana enamorada de otro. Yo sola, pero, ¡ay!, a mis cinco años de edad empiezo a escribir mis primeros poemas, cuentos, novelitas para niños, y yo era protagonista, y mis papás saltaban de las páginas de las "Mil y una Noches" y eran jeques billonarios, y yo vivía en mansiones rodeadas de libros. Era mi botín de pirata, de niña pobre, y sueños de Escritora billonaria de "Forbes", portada de "Forbes". En el bar de mi abuelo no había un libro. Yo soñaba escribir libros que darían la vuelta al mundo en el globo de Verne. Dios me haces milagros. Como yo era pequeña -cinco años- no tenia un solo libro y ¡ay era mi sueño más codiciado! Un día las vecinas de mi abuela -lesbianas españolas- le dejan dos cajas de regalo porque se regresan a vivir a España y le dicen que esas cajas son para mí. Las abro emocionada y recibo a mis cinco años de edad el regalo que marcó mi vida: libros novelas: "El Quijote de la Mancha", "Las Mil y Una Noches", "Corazón" de Edmundo De Amicis. Joyas Escogidas: libros de Lorca, D'Annunzio Oscar Wilde, Vargas, Vila, Kafka, Papini, Whitman, Dickens Tolstoi, Chejov, Goethe, Rilke, Fante.... Mas yo, niña de cinco años, ya sabía leer y escribir desde los tres años. Era una niña indigo y tenía claro que sería Escritora y Cineasta y Premio Nobel y Presidenta de mi país... Mi abuela puso en la azotea mis dos cajas, mi tesoro infante. Leía, y, con mi tiza, escribía en las paredes lindos cuentos y poemas. Al día siguiente la lluvia los borraba. Volvía a escribir. Mi abuela no quería que escribiese, me lo prohibía, decía que podía volverme loca, como mi papá y mi tío, el poeta Martín Adán. Me cortaba la luz, me escondía las velas. Yo escribía como si fuera pecado, a escondidas, entre las sábanas. Al día siguiente las escribía en mi cuaderno, que tenía más páginas que las Mil y Una Noches. Hubo un incendio en la casa de mi abuelo, y yo arrastrando por las escaleras mis dos cajas de libros, y veo que mi abuela abajo se está quemando. Tiro a un lado mis dos cajas de libros y de un salto me veo apagando el fuego de la espalda de mi abuela, con mi chompita que me saqué. Esa noche el fuego borró parte de mi infancia. Me quedé sin un puto libro. Dios me tenia una sorpresa. Dios me dijo: "anda al cine, nadie se va a dar cuenta". En el cine "Chimú", a la vuelta de la casa de mi abuelo, la boletera era una morena gorda amante de mi tío Sergio, y me preguntó por él, y le dije que me pasara gratis, porque a mis cinco años era una niña pobre y no tenia un puto sol en mi bolsillo, pero rica en fantasía. ¡Me gustó tanto la película!. Era matinée, de mañanita, que me quedé. Matinée, vermouth y noche. Llegué tarde a casa de mi abuelo y ¡zaz! me dio mi primer correazo. y el último. porque le dije: "Abuelito, si me vas a pegar por escaparme al cine, me vas a pegar toda mi vida porque yo voy a ser Escritora y Cineasta cuando sea grande". Mi abuelo me mira y me dijo: "Perdóname nietita, no sabía donde estabas, si es el cine será tu nueva casa y todos los días te daré propina para que te vayas al Cine "Pueblo" y al cine "Chimú""...
Mi infancia marcó mi cinefilia
A
Acorazado - Cuirassé Cinéfilo - Cinéphile
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lun 28/12/2015, 05:40 p.m.
Usted
Mi infancia marcó mi cinefilia
Magdalena de la Fuente
Miraflores, Lima (Perú)
¡Dios me amas ...! Hiciste viviera en un Paraíso, en Trujillo (Perú). Al frente, el cine "Pueblo", a la izquierda el cine "Chimú".
Yo vivía en el bar de mi abuelo, adentro restaurant de mi abuela. El bar de mi abuelo daba justo con la puerta de mi cuarto. Los borrachos del bar de mi abuelo fueron mis primeros maestros de infancia. Mis primeras palabras no fueron "papá" "mamá", fueron "mierda", "culo", "puta".
Mi cuarto carecía de todo, no tenía nada, pero yo era una niña inmensamente feliz. Inventaba todo lo que no tenía y escribía, creaba una nueva vida en mi imaginación.
No vivía con mis padres. Mi padre, un millonario poeta hacendado en Europa, mi madre, una gitana enamorada de otro. Yo sola, pero, ¡ay!, a mis cinco años de edad empiezo a escribir mis primeros poemas, cuentos, novelitas para niños, y yo era protagonista, y mis papás saltaban de las páginas de las "Mil y una Noches" y eran jeques billonarios, y yo vivía en mansiones rodeadas de libros. Era mi botín de pirata, de niña pobre, y sueños de Escritora billonaria de "Forbes", portada de "Forbes".
En el bar de mi abuelo no había un libro. Yo soñaba escribir libros que darían la vuelta al mundo en el globo de Verne. Dios me haces milagros.
Como yo era pequeña -cinco años- no tenia un solo libro y ¡ay era mi sueño más codiciado!
Un día las vecinas de mi abuela -lesbianas españolas- le dejan dos cajas de regalo porque se regresan a vivir a España y le dicen que esas cajas son para mí.
Las abro emocionada y recibo a mis cinco años de edad el regalo que marcó mi vida: libros novelas: "El Quijote de la Mancha", "Las Mil y Una Noches", "Corazón" de Edmundo De Amicis. Joyas Escogidas: libros de Lorca, D'Annunzio Oscar Wilde, Vargas, Vila, Kafka, Papini, Whitman, Dickens Tolstoi, Chejov, Goethe, Rilke, Fante....
Mas yo, niña de cinco años, ya sabía leer y escribir desde los tres años. Era una niña indigo y tenía claro que sería Escritora y Cineasta y Premio Nobel y Presidenta de mi país...
Mi abuela puso en la azotea mis dos cajas, mi tesoro infante. Leía, y, con mi tiza, escribía en las paredes lindos cuentos y poemas. Al día siguiente la lluvia los borraba. Volvía a escribir. Mi abuela no quería que escribiese, me lo prohibía, decía que podía volverme loca, como mi papá y mi tío, el poeta Martín Adán. Me cortaba la luz, me escondía las velas.
Yo escribía como si fuera pecado, a escondidas, entre las sábanas. Al día siguiente las escribía en mi cuaderno, que tenía más páginas que las Mil y Una Noches.
Hubo un incendio en la casa de mi abuelo, y yo arrastrando por las escaleras mis dos cajas de libros, y veo que mi abuela abajo se está quemando. Tiro a un lado mis dos cajas de libros y de un salto me veo apagando el fuego de la espalda de mi abuela, con mi chompita que me saqué.
Esa noche el fuego borró parte de mi infancia. Me quedé sin un puto libro. Dios me tenia una sorpresa. Dios me dijo: "anda al cine, nadie se va a dar cuenta".
En el cine "Chimú", a la vuelta de la casa de mi abuelo, la boletera era una morena gorda amante de mi tío Sergio, y me preguntó por él, y le dije que me pasara gratis, porque a mis cinco años era una niña pobre y no tenia un puto sol en mi bolsillo, pero rica en fantasía.
¡Me gustó tanto la película!. Era matinée, de mañanita, que me quedé. Matinée, vermouth y noche. Llegué tarde a casa de mi abuelo y ¡zaz! me dio mi primer correazo. y el último. porque le dije: "Abuelito, si me vas a pegar por escaparme al cine, me vas a pegar toda mi vida porque yo voy a ser Escritora y Cineasta cuando sea grande". Mi abuelo me mira y me dijo: "Perdóname nietita, no sabía donde estabas, si es el cine será tu nueva casa y todos los días te daré propina para que te vayas al Cine "Pueblo" y al cine "Chimú""...
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